Es una putada que tus herramientas de trabajo sean tu cuerpo y tus emociones. La verdad, nunca me había dado cuenta porque una es joven y nunca le había fallado ni lo uno ni lo otro. Lo que pasa es que una va cumpliendo años y no sé si es la cercanía a la edad adulta o pura casualidad pero a veces la vida te pone en situaciones que te hacen darte cuenta de las cosas, afortunadamente. El caso es que hace unos meses me operaron, nada importante, pero algo que me obligó a guardar cama durante un mes y que además me revolvió totalmente las hormonas. Y entonces fue cuando me di cuenta de lo importante que son estas herramientas. De repente me vi con un cuerpo que no me respondía y que me sobrepasaban las situaciones. Yo iba a los castings y a los ensayos (si, la vida es realmente injusta, dos meses sin curro y cuando tengo que estar un mes de baja me empiezan a salir cosas) y el director me proponía y me pedía cosas (me dirigía, vaya). No sabéis lo frustrante que es entender perfectamente lo que te están pidiendo y no poder hacerlo, intentarlo, pero que de tu cuerpo y de tu voz no salga lo que tú quieres. Empecé a tenerle miedo a los castings y a no querer ir a los ensayos y el miedo me agarrotaba más de lo que ya estaba. Vamos, un círculo vicioso.
Afortunadamente aquello pasó, gracias a lo que me gusta esta profesión y gracias mi Churri que me aguanta y me anima. Pero a raíz de esta vivencia me di cuenta de lo frágil que puede llegar a ser una actriz (bueno, supongo que los actores también pero yo hablo por mi). Basta un mal día, una mala noticia o una lesión para desafinar el instrumento con el cual tienes que hacer sentir a los demás.
Las emociones, benditas emociones. Sin ellas seríamos marionetas. Le dan profundidad a nuestro trabajo y diferencian a los actores por vocación de los que sólo quieren salir por la tele. Pero ¿Qué pasa cuando la emoción que siente la persona no es la misma que tiene que sentir el actor? ¿Cómo transformarla? Sinceramente, creo que sólo los niños y los viejos pueden hacerlo. Los niños por inconsciencia. Yo de niña me fui a representar mi muestra de fin de curso mientras operaban a mi madre y os aseguro que ni me acordé del quirófano mientras actuaba. Ahora no creo que fuera capaz. Y los viejos porque ya se las saben todas. Han pasado por todos los sentimientos y ha aprendido a transformarlos a fuerza de oficio. Y yo, que ya no soy una cosa y me queda todavía para la otra, que ya me han enseñado la técnica pero sé muy poco de la vida todavía, lucho para vivir y sentir y, sobre todo, para aprender a utilizarlo en mi profesión sin más bloqueos.
Toda experiencia se añade al equipaje de la vida y tiene que servir para aportar en tu trabajo, no para trabarlo. Ahora la pregunta es ¿Cómo se hace?
Hace 7 meses
1 comentario:
Depende de lo que te toca interpretar, si te toca hacer de cántaro que va a la fuente no creo que importe si el Real Madrid ganó o perdió esa semana. Por cierto, ¿quién era ese actor que salía los domingos a escena escuchando los partidos por un pinganillo?
Espero que estés recuperada del todo. Besos.
Publicar un comentario