UNA ES ACTRIZ Y TIENE QUE HACER DE TODO

Porque tengo la extraña costumbre de comer todos los días y el casero me pasa la factura todos los meses una tiene que hacer todo lo que se le ponga por delante. Desde animaciones en cumpleaños a promociones en la calle. A veces son trabajos merecedores de ser enterrados en lo más profundo de la memoria, otras veces te sirven para transformarlos en anécdotas y animar las reuniones con los amigos y otras (las menos) son una buena experiencia con la que aprendes y hasta la puedes poner en el currículum. Últimamente estoy teniendo buena suerte, quizá estoy aprendiendo a elegir.

Esta última semana ha sido movidita. Primero una promoción para una nueva serie de televisión: Glee. Dicen que está muy bien, la pondrán pronto en Neox. La promoción consistía en una flash mob, que para los españolitos de a pie consiste en que se juntan un montón de gente en un lugar concreto a una hora en concreto a hacer algo inusual. En este caso se trataba de bailar. Los que me conocéis sabéis que me encanta. A esto júntale un equipo de 60 personas, con lo que me gusta a mí conocer gente y algún reencuentro muy agradable. Total, el resultado han sido cuatro días en los que lo he pasado genial.

Para terminar la semana me llamó una amiga para hacer un cuentacuentos en un cumpleaños de niños entre 3 y 6 años. Ufff, pensé en el primer momento, un montón de monstruitos chillones y curiosos. Pero como me fío mucho de mi amiga le dije que sí. Un cuentacuentos con una historia preciosa. Eso sí, había que prepararlo en tres días, tiempo record. Pero no pasa nada, estoy acostumbrada a las prisas, una noche sin dormir (o casi) y la cosa estaba preparada. Al final me alegro de haberlo aceptado porque cuando los niños dejan por un momento de ser monstruitos y te miran con esas caritas de ilusión merece la pena el esfuerzo. Eso sí, toda la purpurina que llevaba no se irá de mi ropa en meses.

Del cuentacuentos no tengo material gráfico pero de la flash mob os dejo el vídeo. A ver si me encontráis.