Me sentía estancada. Sí, “las animaciones infantiles te dan mucha soltura” pero no veas como ando ya de suelta. “Las animaciones de adultos te dan mucho morro”, yo ya me lo piso y todo. “Los bolos de conduce/carga/monta/actúa te dan muchas tablas”, pues yo ya puedo montar un Leroy Merlin. El café-teatro te da la oportunidad de actuar cuando nadie más lo hace, pero se piensan que los actores vivimos del aire porque pagan una mierda y, algunos, incluso pretenden que trabaje gratis (esto se merece una entrada aparte para que me ensañe como es debido). Los directores de casting (esos dioses inalcanzables de la tele) y los grandes directores de teatro (esos seres que se supone que existen pero sólo unos pocos elegidos han visto) parece que todavía no me descubren.
A punto estuve de dejarlo todo y dedicarme al punto de cruz. Al final decidí que si los demás no me daban la oportunidad de avanzar lo haría yo misma. Este es mi plan Special T: Clases de canto 2 días en semana, clases de baile 4 días en semana, aprender producción y distribución (yo me lo guiso yo me lo como), cambio de look y dieta. Yo siempre he estado a favor de la naturalidad pero he oído decir mil veces que con más de una talla 38 no se trabaja en tele, pues habrá que ponerse en una 38. En fin, el plan es convertirme en una actriz completa, emprendedora y mujer cañón.
¿Lo conseguiré? ¿Aguantará mi cuerpecito serrano tantas clases de baile? ¿Podré ignorar cómo me llama el chocolate desde la nevera? ¿Caerán los directores rendidos a mis pies?
Permanezcan atentos a sus pantallas…